Nada más que una sentencia...
Llega de una vez
Reciclando fuerzas...
El destino los cegó
Un paso...
Para los ingratos. Para todos
Etiquetas: amor , ingratitud
La pared...
¿Terminó?
Una de las formas que existen para tener la seguridad de que "se acabó" es gracias al "no eres tú, soy yo". Si realizáramos una encuesta, seguramente la totalidad de los participantes dirían que es la última frase que quisieran oir en su vida. Y es que, independientemende de la carga que se le ha anexado a esta frase, es patético que alguien decida terminar una relación con un argumento como éste. Si el problema soy "yo",¿ por qué no me aislo del mundo y me voy a una isla solitaria donde no le cause "problemas" a nadie? Por ello, defino esta frase como el argumento más básico y carente de lógica, utilizado por aquellos individuos temerosos de arrebatos frenéticos producto de un orgullo herido, que sirve de abreboca al despecho vengativo.
Y si de argumentos baratos se trata, sería pecado dejar de mencionar al enemigo de todos los que hemos sufrido en carne propia los delirios del amor. Causante de desgracias, fiel acompañante de la paciencia, excusa pobre para los que no tienen razones suficientes para convencerse a sí mismos: el tiempo. El que pide tiempo es aquel que ya no tiene las ganas en la piel, que no vive la intensidad de un beso, y peor aún, que vive de máscaras de mañanas. El tiempo es un compañero que hay que saber tratar. Todo exceso es perjudicial, y una sobredósis de tiempo se convierte poco a poco en asesina del amor. Sí, el tiempo sana heridas, pero también las abre. El tiempo aumenta el deseo, pero fomenta la desesperación. El tiempo es un mal necesario.
Para continuar, y dejando a un lado los motivos carentes de sentido, es el turno de la distancia. Sin muchos preámbulos, sin demasiado alarde de importancia y sin persentación. Desde los cuerpos que son obligados a separarse, hasta las almas que coinciden de manera extraña y casual en el camino de la vida, la distancia juega con el amor con la misma precaución con la que un simio tendría una copa de cristal en sus manos. ¿Habrá mayor razón que la distancia para decidir cortar el cordón que ata dos corazones? o ¿será dicha intrusa un motivo para seguir, para no ceder? No tengo la respuesta a esas preguntas. Si las tuviera, no estaría escribiendo esto, la historia sería otra... O quizá no habría historia. Lo importante es que la distancia figura como tercera, como amante, como manzana de discordia entre el amor y la razón. La distancia es un motivo para poner un alto, para terminar, o para comenzar, dependiendo del cristal con que se mire la historia. Mi argumento es custionable, pero nadie entiende el por qué de un comportamiento extraño de algunos valientes, que los lleva a superar las más grandes adversidades geográficas sin que en el camino le ocurra alguna herida al sentimiento. son excepciones. Conclusión: si usted vé que la distancia asoma las narices a su puerta, prepare su corazón para un posible final.
Miles son las razones para sellar el sobre, para pasar la página, para terminar el capítulo. No sería responsable de mi parte hablar de todas. Bien dicho está el refrán que cita "nadie aprende de errores ajenos", y es así como comparto mi experiencia, no para evitar que cometa mis mismos errores, sino para intentar que usted se sienta acompañado en su agonía.
Soñando que estás...
El cielo vestía un traje azul, con algunos contados toques de luz, carentes de la iluminación imaginada, puesto que el sol hace su respectiva reverencia naranja y se despide de todos. La tarde olía al perfume que dejaba su pelo sobre la almohada, y aunque yo no sabía cómo era realmente, lo imaginaba a diario cada vez que abría los ojos y despertaba de mi rutinario sueño.
Hoy no necesito soñar. Mi cabeza está sobre sus piernas, mientras vemos caer el día y reímos por sabernos cómplices de nuestro presente. La arena se cuela entre sus dedos, y yo insisto en preguntarme si existe algo más perfecto que un momento junto a él. El mar, a nuestros pies, nos persigue con la ilusión de tragarnos, pero aún dentro de él es imposible separar nuestros corazones.
Un amor recurrente
Etiquetas: amor
¿Por qué las musas se van?
Etiquetas: Musas
¿Es fácil olvidar?
Etiquetas: Olvidar
Operaciones oftalmológicas: solución a los problemas del corazón
Es común contestar nuestro teléfono y escuchar el relato histérico de alguna amiga desesperada que acaba de comenzar a “sufrir” una profunda crisis emocional a causa de la indiferencia y las pocas demostraciones de afecto por parte de su novio, pareja, “resuelve” o como le quieran llamar. Interesante acontecimiento, pues resulta que mientras tu hermana se queja porque se encuentra sola y sin su media naranja, tu amiga llora descontroladamente porque su novio tardó 25 minutos en enviarle una respuesta a su mensaje de texto, el cual parecería de vital importancia, a pesar de que sólo decía “¿Qué haces? Te quiero, gordo”. Por otra parte, está tu compañera de oficina, quién encontró a su “otra mitad” gracias a una sala de Chat dedicada a los fanáticos de la “Coca cola Light”. Esta chica pasa horas enteras sentada frente a su computador esperando que se “conecte” el chico de Inglaterra con quien se comunica desde hace un mes, gracias a los dos inventos que han impulsado la globalización: el Internet y el teléfono. Tu compañera de trabajo llega todas las mañanas con una sonrisa radiante a la oficina, y su humor es considerablemente envidiable.
Ahora, pongamos estas dos situaciones en una balanza. La chica de la oficina está tan sola como tu hermana, pero con una importante diferencia que es representada por un extraño sentimiento que ha provocado el chico británico en ella. Si bien sus domingos no están dedicados a ir al cine con su novio, su corazón se encuentra en ese estado sumamente peligroso y ocasionalmente perjudicial, comúnmente conocido como “amor”. Y mientras tu amiga llora por no recibir un básico mensaje de texto, la chica de la oficina sonríe al ver aparecer en su pantalla la frase “Christopher está conectado”. Los ojos de la chica de la oficina están ciegos; su mirada no posee el alcance suficiente como para llegar a Inglaterra y ver a la persona que le alegra los días. Pero éste no es motivo suficiente como para que ella se “sienta” sola. Si fuera cierta la tesis de que un par de ojos ciegos evitan que un corazón sea capaz de sentir, seguramente la chica de la oficina estaría sentada en un sillón de algún consultorio psiquiátrico por padecer de alucinaciones severas.
En fin, gracias a tener la “dicha” de haber nacido en la era tecnológica, tenemos la capacidad de “operar la vista” y lograr que florezcan los más sinceros sentimientos.
Un sueño
Etiquetas: amor
En una esquina
Etiquetas: amor
Poema al ayer
Etiquetas: amor
La vida y tú
Etiquetas: amor
Deudas del corazón
Etiquetas: amor
Huyeron con él
El aroma de la nostalgia
Juguetes de amor
Etiquetas: amor
Sin ti
La noche está fría. Puñales derretidos caen del cielo para decirme que no estás, que tu ausencia es mi compañía, que el destino, el implacable destino, jugó con nuestros caminos y los dejó separados...tan separados que no sabemos si volverán a unirse.
Etiquetas: amor
Y si me perdonas
Etiquetas: amor
Ahora....
Etiquetas: Olvidar