Nada más que una sentencia...

Tanto afán por olvidarte y maté mis ganas de luchar. Quizá me aferré a la idea de que un borrón y cuenta nueva me haría más feliz; que un corazón sin dolor latiría más fuerte y con más ánimos; que la brisa soplaría en mi cara sin dejarla fría por las gotas saladas que compiten por besar el suelo para morir ya de una vez sin tanto alardear su tristeza. Ahora que el olvido y tu recuerdo caminan de la mano, sigo igual. La soledad es la misma: se sufren las ausencias cuando se sueñan los abrazos, y se llora el espacio vacío de quien aún no toca la puerta. Quizás la ansiedad de tenerte se revirtió inesperadamente y le jugó en contra a tus miedos; quizás la perseverancia no fue más que un capricho disfrazado que se coló entre mis deseos y coqueteó con tus ganas. Borra de tu mente esa idea que comienza a dibujarse y que pone contra la pared aquel amor que un día te tuve. Deja de pensar que jugamos una carrera de olvidos, de heridas sanadas y de nuevos amores. Que solo te baste un instante de pasados en silencio absoluto para sentir lo que alguna vez fue palpable y que te construyó sonrisas, desesperación y futuro. Que no se diga más. En esta historia ahora sobran los por qués y hay derroche de nuevos amaneceres. No te hablan las heridas ni tampoco los pendientes; hablo desde la cima de una montaña que jamás creí poder escalar y donde ahora fundo las bases de un nuevo presente y un impredecible mañana.Doy por concluida la sesión entre tu última oportunidad y los restos de mi amor.

Llega de una vez

No es un juego de ambiciones ni pretenciones extrañas. No es un intento de logro ni un capricho de compañero inherte. Más allá de revertir la soledad, más allá de pensar acompañada, de vivir por un "por qué" con documento de identidad. Lejos de la resignación, del casancio, del golpe diario. Lejos de cada beso que jamás llegó, de cada hora que nunca se detuvo para congelar el instante que no fue.
Lejos de claudicar ante la sociedad caníbal que espera un corazón herido para convertirlo en el foco de muchos dedos que no saben apuntarse a sí mismos.
Lejos, más allá, sin intenciones de buscar lo que no se puede tener... quiero que aparezca.
Que se presente el sueño sin rostro ni nombre y que le ponga apellido a la vida. Que llegue cual monarca a mandar sin preguntar, a amar sin consultar.
No preguntes donde estoy; no te importa quien soy. No preguntes con quien estuve; no te importa quien fuí.
Llega, y hazlo de un golpe y sin derecho a reacción para que el amor impacte y el estado de shock me haga enamorarme.
No hagas caso a lo que digo cuando digo que hagas caso. No me escuches si no quieres, quizá no quiera decir lo que escuchas. No pretendas salvarme porque llegas y me salvas.
Y si te parece dictador el cariño que te pido, llega sin que me dé cuenta, pero hazlo de una vez.

Reciclando fuerzas...

Cierro los ojos y reciclo mis fuerzas. Pegué mis metas detrás de mis párpados y me refugio a diario en los misterios de mis fantasías. Un sueño de dos con una lucha individual. Ya mi cerebro es una máquina que transforma tus mentiras, tus absurdas mentiras, en la energía vital de mi agonizante espera. Sé que no vendrás, y quizá porque no sepas que iré. El orgullo pierde la dignidad ante una felicidad inminente que espera un "no" para apretar el gatillo y darle fin a la historia. Asesino sin piedad de tu propio destino.
Y te quedaste sentado viendo lo hermosa que es la vida, y perdiéndote del placer inmenso que trae un beso por la mañana. No un beso de labios, sino de almas, de corazones. ¿Hasta donde vale la pena sufrir? No sé. Quizá la respuesta la encuentres imaginando mi cuerpo del otro lado de tu cama. O en la sonrisa que se escapa sin motivos ni razones, como un estornudo del alma.
Te limitaste a contemplar amaneceres en lugar de robarlos para ti. O quizá para mi.
Quizá no haya cabida para el arrepentimiento, porque quizá sea yo la que no quiera arrepentirse por ti. Y es así. Pero está la promesa de un borrón y cuenta nueva que promete una completa reivindicación de la razón ante el alma.

El destino los cegó

Reposabas tu cuerpo sobre el pasto fresco de abril. Las nubes formaron un inevitable y contundente "sí", del que hiciste caso omiso y le apostaste a lo trivial. Comenzaba a llover. Llegaba la lluvia que empapa las tristezas de los amores abandonados, y se lleva la impaciencia y la ausencia de un por qué. La brisa luchaba a fuerza contra el olvido, quién se aferraba al corazón un poco más cada segundo, jugándose la vida como quien juega al amor. Y un instante de azar te hizo suyo. Claudicaste ante una fulminante y dulce voz que invadió tus instantes con una paz insufriblemente deseable. No lograste resistir la calidez de esos ojos, unos ojos que no ven. Porque el destino los hizo ciegos.
Nació un amor con bases en una enceguecida esperanza. El amor a un mismo cielo, a un mismo mundo, a una mismo pensamiento, a un cantar simultáneo para burlar las distancias y jugar a unos ojos que se miran de frente y no temen al después.

Vuelves al mismo lugar, te echas sobre el mismo pasto, pero ahora con la fe de asesinar a la soledad lo más pronto posible y ver un "sí" en las nubes acompañado de una caricia y un beso que anuncia el final de una espera y el comienzo de un te amo que se dice con los ojos.

Un paso...

Todo esto suena tan irreal. Un sueño, una quimera, un punto fijo que no hace ni hará el intento de acercarse. Una idea de felicidad que suena lo suficientemente perfecta como para notar que no es más que un triste intento de olvidar los martirios geográficos que hoy destrozan tu cabeza por no saber que hacer. Un mercado de sueños, donde ambos escogemos sólo los qu podremos cumplir. ¿Cobardía? Sí. ¿Miedo? También. No hay nada más terrible que pensar en ser feliz, porque por ley de vida, de existencia y de capricho del destino, todo termina. Sobre todo la felicidad. Lograr una sonrisa consecuente a una caricia, a un beso, es comparable con el mismísimo miedo a vivir. Porque ser feliz es justo eso, vivir. Hay tanto terror de que se acaben los momentos perfectos, que no importa pasar días desarrolando un irresponsable complejo de Dios por querer detener el tiempo en el momento justo en que llegamos a la cumbre de lo imposible, a la cima de unos ojos sinceros, al comienzo de dos.

Y todo es tan surreal, tan mágicamente imposible, que te paralizas ante lo tangible en que se ha convertido tu ideal de sonreir. Atrás quedaron las noches de agua salada en la almohada y besos suicidados por no encontrar destino. Murieron las noches buscando un por qué. Asesinamos los incierto, lo desconocido, lo triste y cruel de un destino al que le ganamos unas tantas batallas, aunque ahora podemos alardear de haber ganado la guerra. Un paso, tan solo un paso era la pieza indispensable para completar el rompecabezas que formamos los dos.


Olvida lo triste, lo amargo, lo feliz y lo lo que fue. Instala en tu mente un ahora, que el pasado no vendrá y el futuro se construye... si queremos... Miles de kilómetros están en medio y a gracias a la valentía de mi corazón, los cruzamos....con un "paso".

Para los ingratos. Para todos

Cuánto desearía no quererte. Luego de tanto camino recorrido, de tantos tropiezos, de tantos amigos clavados por la espalda, de tantas vivencias que, por pretender ser optimistas, llamamos experiencias cuando no son más que mazoquismos propios de la condición de humanos... Luego de tanto, de nada, quisiera no quererte, porque deberíamos odiar a todos los seres que nos quieren. No hay dolor más grande que el causado por un ser amado. Tanto amar, tanto querer, que la molécula más miníuscula causa un estallido descomunal si es arrojada por la persona a la que pretendes dar tu cariño, tu protección. No, no soy una madre que pretende confesar y advertir la respuesta típica y egoista de un hijo ingrato que nació con la idea de que la providencia le suministra alimento, amor, y no tiene nada mejor que hacer que considerar el amor dee su madre como algo que merece y que se nos otorga al nacer. Solo intento mostrar mi punto de vista acerca de la ingratitud.
Ingratitud hay mucha. Ingtrato es el que se dedica a desconocer las buenas acciones de los demás hacia él. Pero ingrato también es el que ama sin límites, porque al hacerlo, dedica su amor solo a una persona, dejando emocionalmente vulnerables a todos los que sonríen y llenan su vida de felicidad con tan solo un gesto del ingrato en cuestión. Ingrato es también el inocente, porque confiando en tanto, y en nada, menosprecia las certezas y echa a un lado lo seguro, para abrir paso a lo nuevo y darle la oportunidad de entrar a su castillo de preincesas, príncipes y asesinos de máscaras, sin percatarse de que un mundo real, una vida, no se construye sobre historias encantadas y cuentos de ilusión.
Ingrato también es aquel que perdió la inocencia, porque se siente dueño y señor de las experiencias humanas, como si el mundo fuera su barco y su boca el timón. Es ingrato al avergonzarce de la madre de sus amores, de la guía de su primera vez, de la culpable de sus heridas. El que se cree inmune, también es ingrato.

Es ingrato el culpable, el que lastima, el que tiene como objetivo de vida impedir la felicidad del otro. Y lo es porque le lanza puñetazos incontrolables a una vida que le ha caido del cielo, inmerecida vida, pues el amor es la base de la existencia, y ¿de qué vale una existencia si no se profesa ni se genera, ni se transmite amor?
Formas de ingratitud hay tantas como ingratos hay entre nosotros, porque, al final, amar es la forma de vida que todos conocemos e intentamos practicar, y en ese placentero martirio nos damos cuenta de que para amar, debemos ser ingratos con quien amamos al pretender llevarnos un pedazo de su corazón para no devorverlo jamás.

La pared...

Es difícil olvidar. Arrancar recuerdos y tirarlos a la basura es una tarea que requiere una buena carga de voluntad y ganas reconstruir sobre los escombros.

Una vez, alguien me dijo que la manera más efectiva de olvidar es tener un poco de ayuda. Y no la ayuda que te brinda tu vecino mientras reparas tu auto, o la que necesitas cuando tus bolsillos no tienen más que aire. Es la ayuda que dan los otros, los suplentes, los amores furtivos que vienen a dejar un parche en tu corazón; los errores. Son los sicarios de un pasado que estorba, y arquitectos de un presente que nace defectuoso. Son el clavo que saca al clavo que quedó atascado en tu cerebro al encontrarse con una enorme muralla de recuerdos. Son clavos que vienen a construir dudas y remordimientos. Clavos que convierten tu conciencia en un fantasma oportunista que aparece según le convenga. Clavos de dolor, clavos de despecho.

Hoy me siento una pared. Y no quiero verte como mi herramienta, sino como mi nuevo amanecer. Tus besos no son un martillo, ni tus manos la fricción. Hay restos de él en mi. Aún los hay.

Tú no serás mi ayuda, serás mi mañana. Y si soy una pared, espero ser lo suficientemente grande como para dejarte entrar a mi corazón de concreto, no sobre viejas heridas, sino sobre tu propio espacio....el espacio que siempre estará para ti.

¿Terminó?

Lo primero que se nos viene a la mente al momento de "comenzar" algo es cuándo y cómo va a terminar. Desde una simple torta o pastel, que comienza cremando mantequilla con azúcar, y no sabremos si temrinará en torta o en "intento de torta", hasta un "sí" que permite el inicio de una relación sentimental. Es éste uno de los casos más peligrosos de "no sabremos cómo temrinará". Una salida, una llamada, un helado, un beso... eso ya lo sabemos. El problema está en saber cuándo y cómo terminará la historia. No es fácil, pero existen varios métodos de gran utulidad para saber cuándo uno está a punto de estrellarse contra la realidad y decir "sí, se acabó", y luego llorar o, en el peor de los casos, reir por la rareza de dar como concluido ese episodio de nuestras vidas.

Una de las formas que existen para tener la seguridad de que "se acabó" es gracias al "no eres tú, soy yo". Si realizáramos una encuesta, seguramente la totalidad de los participantes dirían que es la última frase que quisieran oir en su vida. Y es que, independientemende de la carga que se le ha anexado a esta frase, es patético que alguien decida terminar una relación con un argumento como éste. Si el problema soy "yo",¿ por qué no me aislo del mundo y me voy a una isla solitaria donde no le cause "problemas" a nadie? Por ello, defino esta frase como el argumento más básico y carente de lógica, utilizado por aquellos individuos temerosos de arrebatos frenéticos producto de un orgullo herido, que sirve de abreboca al despecho vengativo.

Y si de argumentos baratos se trata, sería pecado dejar de mencionar al enemigo de todos los que hemos sufrido en carne propia los delirios del amor. Causante de desgracias, fiel acompañante de la paciencia, excusa pobre para los que no tienen razones suficientes para convencerse a sí mismos: el tiempo. El que pide tiempo es aquel que ya no tiene las ganas en la piel, que no vive la intensidad de un beso, y peor aún, que vive de máscaras de mañanas. El tiempo es un compañero que hay que saber tratar. Todo exceso es perjudicial, y una sobredósis de tiempo se convierte poco a poco en asesina del amor. Sí, el tiempo sana heridas, pero también las abre. El tiempo aumenta el deseo, pero fomenta la desesperación. El tiempo es un mal necesario.

Para continuar, y dejando a un lado los motivos carentes de sentido, es el turno de la distancia. Sin muchos preámbulos, sin demasiado alarde de importancia y sin persentación. Desde los cuerpos que son obligados a separarse, hasta las almas que coinciden de manera extraña y casual en el camino de la vida, la distancia juega con el amor con la misma precaución con la que un simio tendría una copa de cristal en sus manos. ¿Habrá mayor razón que la distancia para decidir cortar el cordón que ata dos corazones? o ¿será dicha intrusa un motivo para seguir, para no ceder? No tengo la respuesta a esas preguntas. Si las tuviera, no estaría escribiendo esto, la historia sería otra... O quizá no habría historia. Lo importante es que la distancia figura como tercera, como amante, como manzana de discordia entre el amor y la razón. La distancia es un motivo para poner un alto, para terminar, o para comenzar, dependiendo del cristal con que se mire la historia. Mi argumento es custionable, pero nadie entiende el por qué de un comportamiento extraño de algunos valientes, que los lleva a superar las más grandes adversidades geográficas sin que en el camino le ocurra alguna herida al sentimiento. son excepciones. Conclusión: si usted vé que la distancia asoma las narices a su puerta, prepare su corazón para un posible final.

Miles son las razones para sellar el sobre, para pasar la página, para terminar el capítulo. No sería responsable de mi parte hablar de todas. Bien dicho está el refrán que cita "nadie aprende de errores ajenos", y es así como comparto mi experiencia, no para evitar que cometa mis mismos errores, sino para intentar que usted se sienta acompañado en su agonía.

Soñando que estás...

Hoy jugaré con mi mente soñando que estás. Nunca está de más ejercitar la imaginación y pintar el mundo, el universo, la galaxia o la vida que queremos.
El cielo vestía un traje azul, con algunos contados toques de luz, carentes de la iluminación imaginada, puesto que el sol hace su respectiva reverencia naranja y se despide de todos. La tarde olía al perfume que dejaba su pelo sobre la almohada, y aunque yo no sabía cómo era realmente, lo imaginaba a diario cada vez que abría los ojos y despertaba de mi rutinario sueño.
Hoy no necesito soñar. Mi cabeza está sobre sus piernas, mientras vemos caer el día y reímos por sabernos cómplices de nuestro presente. La arena se cuela entre sus dedos, y yo insisto en preguntarme si existe algo más perfecto que un momento junto a él. El mar, a nuestros pies, nos persigue con la ilusión de tragarnos, pero aún dentro de él es imposible separar nuestros corazones.
Mis párpados me traicionan y dejan que mis ojos vean la luz, y con la impotencia propia de un sueño irrealizable, veo por la ventana el ocaso que anuncia la retirada de un día más, y con él tu recuerdo.

Un amor recurrente

Una vez más te amaré. Sí, hace millones de lunas, cuando el mundo comenzaba a ser mundo y la vida comenzaba a llamarse vida, te amé.
Y porque la vida es vida, y porque el sol es sol, eres tan fantástico como una mentira eterna, tan lejano como los sueños que jamás cumplí.
Hoy no podemos estar juntos. ¿Has pensado por qué?. Porque la vida está perfectamente diseñada, de forma tal que el equilibrio también se aplica a los sentimientos, a la felicidad. Y es que la felicidad nos perteneció desde siempre. Pero el equilibrado destino, en una de nuestras vidas, en una de nuestras muertes, decidió darnos la libertad para extrañarnos, para valorar lo duro que puede llegar a ser una vida sin ti, sin mi.
El amor está destinado para ser suministrado con un cuentagotas. Poco a poco, gota gota, gesto a gesto; darlo todo en un sólo momento significaría extinguirlo, agotarlo... Pero es un error tan fácil de cometer... Y nos vimos tentados a amarnos sin medida, sin razón, sin miedo.
Y porque el destino es incierto, porque el amor se equilibra, porque el tiempo se escurre como arena entre mis manos, en vano son las lágrimas que recorren mi rostro, porque más allá del mundo, del tiempo, del espacio, este sentimiento se vuelve tan recurrente y necesario como respirar.
Poco a poco, por mil vidas, dos corazones existen, aunque lleven envoltorios direfentes y tengan un sentido cada vez que todo vuelva a empezar.

¿Por qué las musas se van?

Cuánto tiempo tienes sin vomitar palabras. Cuántas lunas han pasado desde que tu inspiración, con nombre, apellido, vida y sueños, tomó sus cosas y se fue con rumbo hacia lo desconocido, con la promesa de nunca más volver, y si lo hiciera, volvería acompañada de una nueva identidad.
El fatal conflicto interno que debemos vivir aquellos que no sabemos hace nada más que transmitir sentimientos, de convertir las realidades más cotidianas en un arco iris de motivos para ver cada detalle como un ser que vive, que respira, que siente y que nos cambia la vida sin pedirnos permiso.

Las musas hacen el trabajo un poco más fácil. Ellas fabrican el puente entre lo común y lo maravilloso. Gracias a ellas los poetas son poetas, los motivos son motivos. Indispensables seres míticos que le dan un sentido más nuestra existencia.

¿Qué hacer cuando las musas se van? ¿Por qué la musas abandonan? Cuando ya no hay nada que hacer, cuando el corazón quedó roto en millones de diminutas partículas que ruedan por los rincones de tu alma buscando que alguien decida repararlas... Cuando la historia cambia, cuando las palabras sobran y el silencio invade, cuando dar un paso atrás es más fantasía que realidad...

Cuando tu vida se vuelve simple... El amor se va.. Las musas huyen despavoridas... Y se está en un letargo esperando que aparezcan los personajes para comenzar el acto.

¿Es fácil olvidar?

¿Ves que no era tan dificil olvidar? ¿Qué son unas cuantas noches aferrada a una almohada sin parar de llorar? ¿Qué tan malo puede ser convertirse en un triste dependiente a los recuerdos de un ayer que no pretende regresar? No creo que signifiquen mucho un compendio de ilusiones lanzadas al vacío del olvido. Y cada foto parece una impresión de tu terca memoria.
Aquella noche se acostó en su solitaria cama teniéndote presente, esperándote impacientemente como el minuto que espera al último segundo para poder existir. El sol chocó contra su piel y ya tú no estabas en su mente. ¿Habrá sido el sol quien se llevó tu recuerdo? Y tú, esperaste algún vestigio de recuerdo... una migaja del pasado.... pero nunca pasó.
¿Será una receta, una fórmula mágica que borra desilusiones y desmemoriza la razón? ¿Qué habrá pasado aquella noche?
Y tu mente lucha contra los recurrentes ataques de tu imaginación. Esa imaginación cruel, despiadada que no tiene compasión y expulsa veneno y mentiras...¿o serán verdades?... Sean realidades o fantasías, duele.. duele el corazón. Pero, si él ya encerró todo en el bahúl, ¿por qué duele el corazón?....
"¿Ves que no es tan dificil olvidar?"... Claro, no lo es. Pero, ¿quién olvida?... ¿Será capaz aquella ráfaga de sol de hacer olvidar al corazón?

Operaciones oftalmológicas: solución a los problemas del corazón

“Ojos que no ven, corazón que no siente”. ¿Qué tan cierto puede llegar a ser este refrán?
Es común contestar nuestro teléfono y escuchar el relato histérico de alguna amiga desesperada que acaba de comenzar a “sufrir” una profunda crisis emocional a causa de la indiferencia y las pocas demostraciones de afecto por parte de su novio, pareja, “resuelve” o como le quieran llamar. Interesante acontecimiento, pues resulta que mientras tu hermana se queja porque se encuentra sola y sin su media naranja, tu amiga llora descontroladamente porque su novio tardó 25 minutos en enviarle una respuesta a su mensaje de texto, el cual parecería de vital importancia, a pesar de que sólo decía “¿Qué haces? Te quiero, gordo”. Por otra parte, está tu compañera de oficina, quién encontró a su “otra mitad” gracias a una sala de Chat dedicada a los fanáticos de la “Coca cola Light”. Esta chica pasa horas enteras sentada frente a su computador esperando que se “conecte” el chico de Inglaterra con quien se comunica desde hace un mes, gracias a los dos inventos que han impulsado la globalización: el Internet y el teléfono. Tu compañera de trabajo llega todas las mañanas con una sonrisa radiante a la oficina, y su humor es considerablemente envidiable.
Ahora, pongamos estas dos situaciones en una balanza. La chica de la oficina está tan sola como tu hermana, pero con una importante diferencia que es representada por un extraño sentimiento que ha provocado el chico británico en ella. Si bien sus domingos no están dedicados a ir al cine con su novio, su corazón se encuentra en ese estado sumamente peligroso y ocasionalmente perjudicial, comúnmente conocido como “amor”. Y mientras tu amiga llora por no recibir un básico mensaje de texto, la chica de la oficina sonríe al ver aparecer en su pantalla la frase “Christopher está conectado”. Los ojos de la chica de la oficina están ciegos; su mirada no posee el alcance suficiente como para llegar a Inglaterra y ver a la persona que le alegra los días. Pero éste no es motivo suficiente como para que ella se “sienta” sola. Si fuera cierta la tesis de que un par de ojos ciegos evitan que un corazón sea capaz de sentir, seguramente la chica de la oficina estaría sentada en un sillón de algún consultorio psiquiátrico por padecer de alucinaciones severas.
En fin, gracias a tener la “dicha” de haber nacido en la era tecnológica, tenemos la capacidad de “operar la vista” y lograr que florezcan los más sinceros sentimientos.

Un sueño

No hay mejor manera de iniciar algo que por el propio comienzo. Parece una filosofía básica y simple , producto de un esfuerzo mental un tato limitado. Pero este mínimo ejercicio de nuestras neuronas podría significar la respuesta a miles de complejidades inciertas en las que estamos inmersos y a de las que probablemente no escaparemos mientras la condición de humanos nos siga rigiendo.
Mírate, no dejes de mirarte y detente a profundizar en lo inmensa que puede llegar a ser una pupila hundida en un profundo estado de paz que invade cada rincón que no eres capaz detallar.
Todo está compuesto por simplicidades. Pequeñas cosas que son tan solitarias e irreales como una gota de agua en un abrumador desierto. Nada posee un valor propio; todas las cosas de la vida se llenan de importancia según el cristal con el que sean observadas.
Vuelve a mirarte, pero esta vez mira también el pequeño insecto que lleva horas posado sobre una de las esquinas del espejo, y que aún no se ha ido porque el lugar le emana una calidez que seguramente no halló en otro espejo, ni en otra silla, ni en otro buró. Ese insecto es vida. Tu silencio, tu calma, son su paz y su tranquilidad... su seguridad. Él está desprotegido. Y tú no tienes intenciones claras de ser quién le brinde protección....
¿Recuerdas esos brazos que me cubrían aquella fría noche de invierno? ¿Ya olvidaste las noches que pasaste sin pestañear sólo para vigilar que ni un suspiro interrumpiera mi sueño?...O es que... ¿O es que eso fue un sueño?...

En una esquina

Un instante paraliza el tiempo. Lo que miras se difumina tras ese mar de sentimiento que brota de unos ojos llenos de nostalgia por un adiós que toca la puerta y espera que lo recibas con los brazos abiertos. Y una piedra salada cae en el suelo estremeciendo todo el lugar.
La vida es tan incierta, tan impersonal. Y fuiste tan feliz que asumiste que algo tan efímero como la alegría te correspondía, como si fuera un premio, un añadido que la vida nos da para compensar los tragos amargos que nos toca beber cual veneno revitalizante. Confiaste tus buenos momentos a una suerte prestada. Y la vida ahora te pide que le devuelvas lo que jamás valoraste. Echas una mirada hacia tus pies; una lágrima cae rogando perdón. La soledad invadió tu espacio y dejó unas cuantas palabras que merodean por ahí para tocarle la puerta a tu conciencia y recordar lo que dejaste abandonado en una esquina. El arrepentimiento funciona como un buen argumento ante las desiciones de un corazón herido por las balas que dispara la vida. El horizonte se borró; el camino se deshizo y ya no saben a dónde ir. El destino se desorientó y la felicidad es una pequeña luz que se apaga lentamente con cada lágrima, con cada segundo que pasa sin unir a dos amores que florecieron el el lugar equivocado, lejos.
Te das cuenta que la razón de tu existencia acaba de perderse en un abismo tan lejano como querer dejar de soñar. Sabes que no puedes detener el paso del destino, a quien no le importa pasar por encima de tu corazón y dejarlo herido y sin voluntarios para repararlo.
Estás en tu cama, sentada pensando en el olor de las mañanas junto a él, y entiendes que la felicidad no es una extemidad con la que se nace y se vive, sino una batalla que se lucha y se rie.

Poema al ayer

Te miras al espejo. Ves el reflejo de un momento que no está, que ya no está. Y su cara comienza a dibujarse por el cristal como un fantasma que aparece sin avisar, sin preguntar, y te llena de un no sé qué que te produce un sentimiento extraño. Quedas inmóvil ante la película que reproduce tu memoria. Tus ahogados recuerdos salen a flote intentando salvar lo poco que queda de ellos y de ti.
¿Cómo aprender a mirarlo desde el retrovisor? ¿Cómo intentar borrar sus manos sobre tu pelo en las noches frías de un invierno recurrente? Volteas tu cara como evadiéndote a ti misma. Y las lágrimas compiten por llegar a tu boca, así como él lo hacía mientras cerrabas tus ojos y te perdías en un mundo que él creaba para ti.
En un instante, un momento, los errores, los aciertos, los fracasos, los amaneceres, las mentiras sus detalles, el amor y sus miedos convergen en un relámpago que estremece tu memoria, sacudiendo cada pequeño recuerdo y para llevarlos hasta tu corazón, que ahora es cementerio de todas aquellos momentos que murieron por falta de ganas.
Miras hacia el cielo bañado de luces y te das cuenta que el presente no es más que la añoranza de un pasado que muere cada minuto, cada segundo, cada instante que pasas sin él.

La vida y tú

Un calor profundo invade tus labios.
Cierras tus ojos y sientes la calidez de un beso que despilfarra amor y gotitas de pasado...de un pasado que regresa. Eres arropado por la inmensidad que emana la eterna comapañera del mar.
Tus pupilas se pierden en el cielo de sus ojos tan profundos e inciertos como tú. Es una mirada que invita a rendirse ante el instinto de un rojo latir que clama saciar su sed de amor, de dos.
Y no sabes como desprenderte de las amarras que te apresan a un ayer inconcluso y desligado de la felicidad.
Eres una lucha contra el tiempo. Contra un presente que te mira de una forma intimidante, como queriendo obligarte a vivir lo que sientes, lo que tu alma necesita. Y para cerrar tu círculo de indeterminación, el futuro sentado en una esquina te vigila llenando el lugar de ese aire que evoca al miedo a la incertudumbre, a las consecuencias de caminar con la sonrisa cubriéndote los ojos. Y ahí está ella. Ella también te vé, intentando quitarte un pedazo de cordura y echarlo al vacío para dejar que tu mente vuele en el espacio, que la ames sin mirar más allá de un ahora, de un presente.... como antes.
Y no intentes humedecer tu cara con lágrimas saladas, amargas por tu soledad; tú fuiste quien decidió lanzar tu vida hacia el pozo más profundo de la infelicidad, donde se ahogan los sueños y mueren de hambre las ilusiones y las ganas de vivir.
Y ahora tu sueño más preciado, tu anhelo más profundo, se debate entre la vida y tú.

Deudas del corazón

Párpados que hacen su primer ejercicio del día, piernas que se escurren como serpientes entre las sábanas blancas de una cama bailarina, cómplice de tanto. Unos ojos que la observan con calidez, con ternura, con ganas de convertirse en redes que atrapen tanta dulzura y bellezas reunidas en un solo momento, en una sola persona. Se siente el calor de unas manos temerosas por romper la fina seda que divide eso que envuelve a las almas. El silencio está empapado de recuerdos, de un "anoche" sirvió de cortina para fundir los sentimientos con el sudor y la sal. Se asoma por la puerta una taza que impregna la habitación con un olor a café recién colado en un amanecer feliz, junto a una rosa que que anuncia la llegada del amor en un mundo frío y vacío. Ayer pretendiste comprar el amor, hoy pagas con tu corazón y sientes quedar en deuda con la vida. Una aventura con pretenciones de aventura efímera se convirtió en el prototipo de tus utópicos amaneceres. Y caiste en la rutinaria trampa de cupido, en la que un corazón polar se convierte en el sol que calienta el sentimiento más ilógico y desgastante, pero también maravilloso y satisfactorio. Te enamoraste de un cuerpo en alquiler, de una prisión de dulzura, de un ángel sumergido en un lago de soledad y sangre. Y ese puño de lujuria también abrió su corazón a la fuerza de un mar indomable que ataca el punto débil de las almas prófugas de la felicidad. Una cascada de azabache se desborda por la almohada y el colchón. En un abrazo se funden dos corazones regenerados....y se ve a lo lejos el reflejo de un momento que se fue.

Huyeron con él

¿Qué hacer con tanto sentimiento? Y las musas huyendo, temerosas por parir frases clonadas, por dejar su labor a medias, por morir en el intento. Su cabeza es un cementerio de ideas que mueren por no encontrar cómplice, por fingir belleza donde sólo existe una inspiración encadenada a la cárcel de la lógica, de la perfección.¡Libertad! Libertad para su corazón que sólo lucha por expresarse con intentos de poesía, de canción. Necesita dejar que explote ese volcán de lava que lucha constantemente por sentir el aire libre, por saber que hay un mundo que lo espera. ¿Qué hacer con tanto amor?
Sus musas están amarradas a su presencia. Él ya no está. Lanza al cielo sus falsedades, regálale el último beso, donde quiera, que ahora el futuro es incierto y las lágrimas colirio limpian de dolor el alma y purifican el corazón; que ahora el amor entró en coma y la melancolía ansiosa tras la puerta espera su momento para dar el golpe final.
¿A dónde fueron a parar los sueños, las ilusiones y él? Devuélvele las musas que se fueron contigo el día en que decidiste instalar en tu vida lo incierto, el azar.
Enciende la chispa de tus emociones, toma un papel de desesperanza, y escribe el último verso por él, que quedará grabado en su memoria, y en alguna que otra parte.

El aroma de la nostalgia

La niebla cubría los picos de las impetuosas montañas. El olor de la inmensidad le recordaba la sensación de un profundo suspiro al amanecer. El sonido de la brisa domada era una canción de cuna que le adormecía dulcemente hasta al sentimiento más recóndito. El eco de su intensa respiración no tenía límites, salía desde lo más hondo de su ser, desde donde nace el amor, y moría en algún momento, en algún lugar que nadie, ni él, se preocupó en conocer. Y ante aquella terrible soledad, ante ese escalofriante silencio, él estaba solo. Y solo, sólo pensaba en ella. Su mente era un escenario donde se representaban momentos que ahora sólo son historia...y cuya continuación surgía de guiones inventados por culpa de la nostalgia. Y ese impactante vacío lo invadía cada tanto, y le hacía pensar en su olor. Ese aroma tan penetrante, que impregnaba el aire, el suelo... su vida. Y de qué manera impregnó su vida, tanto que descifró cada elemento que lo componía. Un cítrico perfume que le daba vida a su vida. Románticas escencias del corazón le inmprimian un toque de pasión a sus momentos. Extractos de ilusión, pequeñas cantidades de esperanza.. y el toque principal, aceite del futo de un amor latente. Su esxistencia estaba atada a un aromático recuerdo. Porque ahora es sólo eso, recuerdo.
Ante el frio implacable, ante el silencio propio de la soledad, él sabía que ella no volvería. Porque ella se sumergió en aquella inmensidad...

Juguetes de amor

Me das un huracán de esperanzas, de mañana. Me lanzas una sequía de amor... Vienes, vas, te quedas....Y no sé si te irás. Mi corazón es sombra de los restos del amor que ya se fue. Comienzas a jugar el juego en el que ganar es perder...estás arriesgando mis lágrimas...tu soledad... tu orgullo y mis sueños. ¿Cuánto tiempo esperarás para cruzar la línea separa tu vida entre tu amor y mi olvido?...Dame un motivo para entender ese ardor de tu alma, que nace del fuego que cayó en ti cuando perdiste el control de tus sentimientos y te dejaste cautivar por mis suspiros que te besan si no estás... que te abrazarán cuando estés...
Son los minutos...son los días... son los besos que piden a gritos morir en tus labios...son los instantes que pasan acompañados con tu ausencia que inunda mi vida... Un diluvio de recuerdos que caen en mi corazón como puñales que hieren a matar.

¿Qué hago?.... ¡Dime!.. Un compendio de momentos, un album con tus promesas, un casting de sueños... Eres un olograma en mi pared, un espacio vacío con tu nombre, millones de neuronas que no saben de qué hablar más que de ti.... El aire eres tú...el silencio, la soledad, el dolor... Todo,todo eres tú.

Envuelve lo que lees en un papel de melancolía... ponle un lazo de esperanza, y déjalo bajo la puerta de la felicidad... Y haz que llegue a mi, cuando decidas oir mi voz como un susurro en tus oidos.

Sin ti

La noche está fría. Puñales derretidos caen del cielo para decirme que no estás, que tu ausencia es mi compañía, que el destino, el implacable destino, jugó con nuestros caminos y los dejó separados...tan separados que no sabemos si volverán a unirse.


Dame un momento...un segundo... un instante para hacer posible lo imposible; para hacer dulce lo amargo; para hacer mil sueños realidad. Véndeme una tarde de risas, besos y tú... Y llevarte al lugar donde te enseñaré a jugarte la vida por amor... a arriesgarlo todo por el latir de dos corazones unidos. Déjate amar. Deja que sea tu alma quien guie tus pasos en el camino a la felicidad..Y no busques más, mírame, aquí estoy... y siempre estaré para ti, para mi, para los dos.

No es el fin... mientras respires, mientras vivas, te amaré... y quizás me amarás. No dejes que tus labios emitan sonido alguno... que sea la ausencia de tu voz quien hable con el lenguaje de tus besos...

Como un sol resplandeciente y eterno, así eres. Cada caricia tuya es una lluvia de amor que cae sobre mi. Tus ojos, cual liciérnagas vivas y brillantes, iluminan mi camino y mis pasos. Una suave melodía que enternece hasta al más fuerte, esa es tu voz. Quiero congelar cada momento en que me regalas una sonrisa, para que nunca se vaya. Día a día me regalas momentos de paz, de amor, de dulzura, de fuerza, de ti. Eres mi mejor remedio para afrontar los momentos en los que tengo ganas de apartar mis fuerzas y detenerme en un instante que sea eterno, para ti y para mi. Tienes la energía de miles de mares. Tú, y sólo tú, sabes lo que mi corazón siente. Porque nuestros corazones están unidos. Gracias por enseñarme que la vida es una lucha que hay que ganar. Y si caigo, tu fortaleza me levantará.... como siempre. Tu carácter, tus risas, tus llantos, tus momentos, se quedan en el espacio que ya no ocupa un cuerpo, pero que está a reventar con tu alma y tu amor.

Ahora eres un ángel. Cuídame desde ese lugar que Dios reservó especialmente para ti. En una estrella, la más brillante, la más bella, ahí te encontraré siempre que dude de tu presencia. El agua que sale de mis ojos no es producto del dolor. El llanto es el reflejo más visible de nuestros miedos. Y tengo miedo por no verte más.

Nos llegó la hora de decir "Adiós". Te veré en mis sueños y en mi corazón. Descansa, y no dejes que tu memoria se pierda en la niebla del tiempo. En mi ser quedan los momentos que vivimos, que, paralizados en el tiempo, serán mi tesoro más preciado hasta el día en que nos encontremos y no nos separemos jamás.

Abuela, te amo.

Y si me perdonas

...Perdóname. Perdón por oir las voces de la intriga. Perdón por no seguir a mi corazón y preferir la realidad como pretexto de mis miedos. Perdón por pasar de largo y no detenerme ante tu amor... Perdóname, y deja que mi arrepentimiento se quede el corazón... como un "Te amo". Y si ya me perdonaste, perdón por amarte, por llorarte, por extrañarte, por vivirte. Quiero amarte como nunca te amé. Quiero pensar que los destinos de nuestras vidas se quedarán crucificados a un futuro incierto, pero feliz. Déjame comprarte un beso. Subástame un pedazo de tu amor. Alquílame una habitación en tu corazón...Quiero volar hasta el cielo de tus ojos y aterrizar a las puertas de tu alma....y soñar.

Ahora....

... Ahora lo sabes todo. Desmayé mis verdades en tus oidos. Hice descansar mis sentimientos en tus ojos. Tu universo rojo e inexplorable late por mi, por mi mirada, por mi labios, por mi vida. ¿Cuándo fue que tu memoria le declaró la guerra a tu corazón?. Te diste la vuelta y huiste de lo que sentías... y sufrías....Y mi amor envejeció sentado en nuestra cama esperando que regresaras... Allí murió. Mi amor fue tu objetivo y le disparaste a matar. Ahora que lo sabes todo, te digo adiós...

Mi realidad

Mis fantasías, mis sueños, mis dramas y mi mente: todo está aquí.
Ofrezco mi cordial bienvenida a este espacio que no es más que una servilleta virtual, donde plasmo mis emociones cada vez que tengo la necesidad de estallar.