Reciclando fuerzas...

Cierro los ojos y reciclo mis fuerzas. Pegué mis metas detrás de mis párpados y me refugio a diario en los misterios de mis fantasías. Un sueño de dos con una lucha individual. Ya mi cerebro es una máquina que transforma tus mentiras, tus absurdas mentiras, en la energía vital de mi agonizante espera. Sé que no vendrás, y quizá porque no sepas que iré. El orgullo pierde la dignidad ante una felicidad inminente que espera un "no" para apretar el gatillo y darle fin a la historia. Asesino sin piedad de tu propio destino.
Y te quedaste sentado viendo lo hermosa que es la vida, y perdiéndote del placer inmenso que trae un beso por la mañana. No un beso de labios, sino de almas, de corazones. ¿Hasta donde vale la pena sufrir? No sé. Quizá la respuesta la encuentres imaginando mi cuerpo del otro lado de tu cama. O en la sonrisa que se escapa sin motivos ni razones, como un estornudo del alma.
Te limitaste a contemplar amaneceres en lugar de robarlos para ti. O quizá para mi.
Quizá no haya cabida para el arrepentimiento, porque quizá sea yo la que no quiera arrepentirse por ti. Y es así. Pero está la promesa de un borrón y cuenta nueva que promete una completa reivindicación de la razón ante el alma.

El destino los cegó

Reposabas tu cuerpo sobre el pasto fresco de abril. Las nubes formaron un inevitable y contundente "sí", del que hiciste caso omiso y le apostaste a lo trivial. Comenzaba a llover. Llegaba la lluvia que empapa las tristezas de los amores abandonados, y se lleva la impaciencia y la ausencia de un por qué. La brisa luchaba a fuerza contra el olvido, quién se aferraba al corazón un poco más cada segundo, jugándose la vida como quien juega al amor. Y un instante de azar te hizo suyo. Claudicaste ante una fulminante y dulce voz que invadió tus instantes con una paz insufriblemente deseable. No lograste resistir la calidez de esos ojos, unos ojos que no ven. Porque el destino los hizo ciegos.
Nació un amor con bases en una enceguecida esperanza. El amor a un mismo cielo, a un mismo mundo, a una mismo pensamiento, a un cantar simultáneo para burlar las distancias y jugar a unos ojos que se miran de frente y no temen al después.

Vuelves al mismo lugar, te echas sobre el mismo pasto, pero ahora con la fe de asesinar a la soledad lo más pronto posible y ver un "sí" en las nubes acompañado de una caricia y un beso que anuncia el final de una espera y el comienzo de un te amo que se dice con los ojos.

Un paso...

Todo esto suena tan irreal. Un sueño, una quimera, un punto fijo que no hace ni hará el intento de acercarse. Una idea de felicidad que suena lo suficientemente perfecta como para notar que no es más que un triste intento de olvidar los martirios geográficos que hoy destrozan tu cabeza por no saber que hacer. Un mercado de sueños, donde ambos escogemos sólo los qu podremos cumplir. ¿Cobardía? Sí. ¿Miedo? También. No hay nada más terrible que pensar en ser feliz, porque por ley de vida, de existencia y de capricho del destino, todo termina. Sobre todo la felicidad. Lograr una sonrisa consecuente a una caricia, a un beso, es comparable con el mismísimo miedo a vivir. Porque ser feliz es justo eso, vivir. Hay tanto terror de que se acaben los momentos perfectos, que no importa pasar días desarrolando un irresponsable complejo de Dios por querer detener el tiempo en el momento justo en que llegamos a la cumbre de lo imposible, a la cima de unos ojos sinceros, al comienzo de dos.

Y todo es tan surreal, tan mágicamente imposible, que te paralizas ante lo tangible en que se ha convertido tu ideal de sonreir. Atrás quedaron las noches de agua salada en la almohada y besos suicidados por no encontrar destino. Murieron las noches buscando un por qué. Asesinamos los incierto, lo desconocido, lo triste y cruel de un destino al que le ganamos unas tantas batallas, aunque ahora podemos alardear de haber ganado la guerra. Un paso, tan solo un paso era la pieza indispensable para completar el rompecabezas que formamos los dos.


Olvida lo triste, lo amargo, lo feliz y lo lo que fue. Instala en tu mente un ahora, que el pasado no vendrá y el futuro se construye... si queremos... Miles de kilómetros están en medio y a gracias a la valentía de mi corazón, los cruzamos....con un "paso".

Mi realidad

Mis fantasías, mis sueños, mis dramas y mi mente: todo está aquí.
Ofrezco mi cordial bienvenida a este espacio que no es más que una servilleta virtual, donde plasmo mis emociones cada vez que tengo la necesidad de estallar.