Un sueño

No hay mejor manera de iniciar algo que por el propio comienzo. Parece una filosofía básica y simple , producto de un esfuerzo mental un tato limitado. Pero este mínimo ejercicio de nuestras neuronas podría significar la respuesta a miles de complejidades inciertas en las que estamos inmersos y a de las que probablemente no escaparemos mientras la condición de humanos nos siga rigiendo.
Mírate, no dejes de mirarte y detente a profundizar en lo inmensa que puede llegar a ser una pupila hundida en un profundo estado de paz que invade cada rincón que no eres capaz detallar.
Todo está compuesto por simplicidades. Pequeñas cosas que son tan solitarias e irreales como una gota de agua en un abrumador desierto. Nada posee un valor propio; todas las cosas de la vida se llenan de importancia según el cristal con el que sean observadas.
Vuelve a mirarte, pero esta vez mira también el pequeño insecto que lleva horas posado sobre una de las esquinas del espejo, y que aún no se ha ido porque el lugar le emana una calidez que seguramente no halló en otro espejo, ni en otra silla, ni en otro buró. Ese insecto es vida. Tu silencio, tu calma, son su paz y su tranquilidad... su seguridad. Él está desprotegido. Y tú no tienes intenciones claras de ser quién le brinde protección....
¿Recuerdas esos brazos que me cubrían aquella fría noche de invierno? ¿Ya olvidaste las noches que pasaste sin pestañear sólo para vigilar que ni un suspiro interrumpiera mi sueño?...O es que... ¿O es que eso fue un sueño?...

En una esquina

Un instante paraliza el tiempo. Lo que miras se difumina tras ese mar de sentimiento que brota de unos ojos llenos de nostalgia por un adiós que toca la puerta y espera que lo recibas con los brazos abiertos. Y una piedra salada cae en el suelo estremeciendo todo el lugar.
La vida es tan incierta, tan impersonal. Y fuiste tan feliz que asumiste que algo tan efímero como la alegría te correspondía, como si fuera un premio, un añadido que la vida nos da para compensar los tragos amargos que nos toca beber cual veneno revitalizante. Confiaste tus buenos momentos a una suerte prestada. Y la vida ahora te pide que le devuelvas lo que jamás valoraste. Echas una mirada hacia tus pies; una lágrima cae rogando perdón. La soledad invadió tu espacio y dejó unas cuantas palabras que merodean por ahí para tocarle la puerta a tu conciencia y recordar lo que dejaste abandonado en una esquina. El arrepentimiento funciona como un buen argumento ante las desiciones de un corazón herido por las balas que dispara la vida. El horizonte se borró; el camino se deshizo y ya no saben a dónde ir. El destino se desorientó y la felicidad es una pequeña luz que se apaga lentamente con cada lágrima, con cada segundo que pasa sin unir a dos amores que florecieron el el lugar equivocado, lejos.
Te das cuenta que la razón de tu existencia acaba de perderse en un abismo tan lejano como querer dejar de soñar. Sabes que no puedes detener el paso del destino, a quien no le importa pasar por encima de tu corazón y dejarlo herido y sin voluntarios para repararlo.
Estás en tu cama, sentada pensando en el olor de las mañanas junto a él, y entiendes que la felicidad no es una extemidad con la que se nace y se vive, sino una batalla que se lucha y se rie.

Poema al ayer

Te miras al espejo. Ves el reflejo de un momento que no está, que ya no está. Y su cara comienza a dibujarse por el cristal como un fantasma que aparece sin avisar, sin preguntar, y te llena de un no sé qué que te produce un sentimiento extraño. Quedas inmóvil ante la película que reproduce tu memoria. Tus ahogados recuerdos salen a flote intentando salvar lo poco que queda de ellos y de ti.
¿Cómo aprender a mirarlo desde el retrovisor? ¿Cómo intentar borrar sus manos sobre tu pelo en las noches frías de un invierno recurrente? Volteas tu cara como evadiéndote a ti misma. Y las lágrimas compiten por llegar a tu boca, así como él lo hacía mientras cerrabas tus ojos y te perdías en un mundo que él creaba para ti.
En un instante, un momento, los errores, los aciertos, los fracasos, los amaneceres, las mentiras sus detalles, el amor y sus miedos convergen en un relámpago que estremece tu memoria, sacudiendo cada pequeño recuerdo y para llevarlos hasta tu corazón, que ahora es cementerio de todas aquellos momentos que murieron por falta de ganas.
Miras hacia el cielo bañado de luces y te das cuenta que el presente no es más que la añoranza de un pasado que muere cada minuto, cada segundo, cada instante que pasas sin él.

La vida y tú

Un calor profundo invade tus labios.
Cierras tus ojos y sientes la calidez de un beso que despilfarra amor y gotitas de pasado...de un pasado que regresa. Eres arropado por la inmensidad que emana la eterna comapañera del mar.
Tus pupilas se pierden en el cielo de sus ojos tan profundos e inciertos como tú. Es una mirada que invita a rendirse ante el instinto de un rojo latir que clama saciar su sed de amor, de dos.
Y no sabes como desprenderte de las amarras que te apresan a un ayer inconcluso y desligado de la felicidad.
Eres una lucha contra el tiempo. Contra un presente que te mira de una forma intimidante, como queriendo obligarte a vivir lo que sientes, lo que tu alma necesita. Y para cerrar tu círculo de indeterminación, el futuro sentado en una esquina te vigila llenando el lugar de ese aire que evoca al miedo a la incertudumbre, a las consecuencias de caminar con la sonrisa cubriéndote los ojos. Y ahí está ella. Ella también te vé, intentando quitarte un pedazo de cordura y echarlo al vacío para dejar que tu mente vuele en el espacio, que la ames sin mirar más allá de un ahora, de un presente.... como antes.
Y no intentes humedecer tu cara con lágrimas saladas, amargas por tu soledad; tú fuiste quien decidió lanzar tu vida hacia el pozo más profundo de la infelicidad, donde se ahogan los sueños y mueren de hambre las ilusiones y las ganas de vivir.
Y ahora tu sueño más preciado, tu anhelo más profundo, se debate entre la vida y tú.

Deudas del corazón

Párpados que hacen su primer ejercicio del día, piernas que se escurren como serpientes entre las sábanas blancas de una cama bailarina, cómplice de tanto. Unos ojos que la observan con calidez, con ternura, con ganas de convertirse en redes que atrapen tanta dulzura y bellezas reunidas en un solo momento, en una sola persona. Se siente el calor de unas manos temerosas por romper la fina seda que divide eso que envuelve a las almas. El silencio está empapado de recuerdos, de un "anoche" sirvió de cortina para fundir los sentimientos con el sudor y la sal. Se asoma por la puerta una taza que impregna la habitación con un olor a café recién colado en un amanecer feliz, junto a una rosa que que anuncia la llegada del amor en un mundo frío y vacío. Ayer pretendiste comprar el amor, hoy pagas con tu corazón y sientes quedar en deuda con la vida. Una aventura con pretenciones de aventura efímera se convirtió en el prototipo de tus utópicos amaneceres. Y caiste en la rutinaria trampa de cupido, en la que un corazón polar se convierte en el sol que calienta el sentimiento más ilógico y desgastante, pero también maravilloso y satisfactorio. Te enamoraste de un cuerpo en alquiler, de una prisión de dulzura, de un ángel sumergido en un lago de soledad y sangre. Y ese puño de lujuria también abrió su corazón a la fuerza de un mar indomable que ataca el punto débil de las almas prófugas de la felicidad. Una cascada de azabache se desborda por la almohada y el colchón. En un abrazo se funden dos corazones regenerados....y se ve a lo lejos el reflejo de un momento que se fue.

Huyeron con él

¿Qué hacer con tanto sentimiento? Y las musas huyendo, temerosas por parir frases clonadas, por dejar su labor a medias, por morir en el intento. Su cabeza es un cementerio de ideas que mueren por no encontrar cómplice, por fingir belleza donde sólo existe una inspiración encadenada a la cárcel de la lógica, de la perfección.¡Libertad! Libertad para su corazón que sólo lucha por expresarse con intentos de poesía, de canción. Necesita dejar que explote ese volcán de lava que lucha constantemente por sentir el aire libre, por saber que hay un mundo que lo espera. ¿Qué hacer con tanto amor?
Sus musas están amarradas a su presencia. Él ya no está. Lanza al cielo sus falsedades, regálale el último beso, donde quiera, que ahora el futuro es incierto y las lágrimas colirio limpian de dolor el alma y purifican el corazón; que ahora el amor entró en coma y la melancolía ansiosa tras la puerta espera su momento para dar el golpe final.
¿A dónde fueron a parar los sueños, las ilusiones y él? Devuélvele las musas que se fueron contigo el día en que decidiste instalar en tu vida lo incierto, el azar.
Enciende la chispa de tus emociones, toma un papel de desesperanza, y escribe el último verso por él, que quedará grabado en su memoria, y en alguna que otra parte.

Mi realidad

Mis fantasías, mis sueños, mis dramas y mi mente: todo está aquí.
Ofrezco mi cordial bienvenida a este espacio que no es más que una servilleta virtual, donde plasmo mis emociones cada vez que tengo la necesidad de estallar.