Puede que sea yo

Puede que cada noche una sombra en la ventana te robe el sueño y, aterrado, pienses que soy yo.
Puede que caminando por la calle veas mi cara en el rostro de cada persona con la que tropiesas y, mientras te disculpas, reconoces que pensaste que era yo.
Puede que te hayas convertido en catador de olores e imagines qué tan dulce, amargo o fuerte puede ser el mío, para que, mientras andas por ahí intentando recrearme, huelas cualquier cosa y tu mente juega contigo y te hace pensar que soy yo.
Puede que mi nombre se haya vuelto un homónimo y reacciones ante el más mínimo ruido que te suene familiar, poque no puedes evitar pensar que alguien llama desesperadamente a quien piensas que soy yo.
Puede que yo me haya transformado en la protagonista de tus sueños, de tus pesadillas, aunque sabes que tu vida no sería la misma sin cada una de las pequeñas cosas con las que vives a diario pensando que soy yo.
Puede que seas solo miedo y a pesar de verme en cada parte de tu vida, de sentirme en cada segundo de tu existencia, no puedas pensar en mi, contigo.
Pero puede que no seas solo tú y que también sea yo.
Y finalmente puede que no tengas cómo escapar de la pesadilla divina de tenerme a cinco centímetros de tu boca, entre la respiración amenazante y el aire que se corta porque sabes que soy yo.

Nuestro plan: Plan de "uno"

La brisa sopla y transforma mi cabello en telaraña. Me siento a la orilla del inmenso mar del sur; sola, con mis temores y mis logros en plena convergencia. El sol parece pigmento naranja que cobre todo el horizonte. La paz se respira en cada bocanada de aire puro, y lo único que viene a mi mente es lo que no fuimos.

Pienso en ti, en mi; en tus metas, en las mías; en tus defectos, en los míos. Pienso en cada detalle que quedó perdido en un agujero negro de incertidumbre donde, luego de tanto luchar, caiste tú también y sin posibilidad de escape.
Respiro tan hondo como mis pulmones me lo permiten y siento como el aire aderezado con tu recuerdo inunda mi cuerpo; y me siento mal, incómoda, tensa y preocupada porque sé que nunca más saldrá de allí. Porque el recuerdo duele más cuando no hay "ahora" que logre sustentarlo ni futuro aparente que prometa ser mejor. Los recuerdos son una cachetada sin anestesia que te hace ver cuánto ha cambiado tu vida y cuánto puede cambiar aún.
No quiero anular el recuerdo, pero doy lo mejor de mi para acelerar tu olvido; porque las rosas no dejan de ser rosas aunque se marchitan; porque el corazón no deja de latir aunque esté herido.

No me preocupa la soledad ni la nostalgia, ni los días lluviosos y fríos, ni las tardes de monólogo frente al café; me inquieta saber que construimos sueños, que hay planes compartidos. Y me pregunto, ¿cómo se logra un plan común cuando alguno de los dos claudica?

Por favor, ¿me decepcionas?

Vale más el dolor que la voluntad; duele más una traición que la realidad; puede más una lágrima que la conciencia.
La decepción es el puñal que se clava en el alma cuando se revela una mentira sostenida que representaba las más fuertes bases de una felicidad unilateral.
Ella lo amaba sin medida. Ella soñaba tanto y vivía tan poco; o vivía, pero en sueños. Él le era infiel con la dama más fatal que pudiera enfrentársele a ella. Él tenía un pacto sagrado con La Realidad.
Y vivían en sus mundos; ella pensando en él y él viviendo sin pensar. Ella ponía palabras en la boca de él, pensamientos en su mente. Él inventaba letras, palabras, frases que fueran llave para abrir el entendimiento de ella.
¿Pensaste que la vida sería sutil contigo? ¿Realmente creiste que él te abrazaría mientras llorabas?
Despertaste del sueño para protagonizar pesadillas, una tras otra, hasta tu último día.
Llorar, reír, pensar.... parpadear, respirar. Que se valla el amor, lejos, a un lugar en donde no se le ocurra regresar.
Y el amor se fué... O creíste despedirlo, pero no lo sentiste más. Por las noches ya no estaba el vacío en el pecho; por las mañanas no había un primer pensamiento; en la soledad mostrabas emociones de Mona Lisa.
No lo olvidaste, pero tampoco lo amas. Hoy comienzas a ver un camino sin retorno, sin cosas por hacer, sin pendientes ni rencores.
Hoy el dolor pasa bajo perfil ante la imensidad de la desilusión que fortalece la razón y asesina lo que fue.
Hoy ella gira levemente la cabeza y te observa mientras camina hacia adelante. Y aprendió que al oir un " te amo" debe pedir las instrucciones para lograr una decepción; debe incluir en su lista de frases alguna que serìa mágica: ante el más mínimo síntoma de necesidad de olvido, rogar casi de rodillas: "por favor, decepcióname".

Mi realidad

Mis fantasías, mis sueños, mis dramas y mi mente: todo está aquí.
Ofrezco mi cordial bienvenida a este espacio que no es más que una servilleta virtual, donde plasmo mis emociones cada vez que tengo la necesidad de estallar.