Definiendo el amor

Ella le preguntaba constantemente qué sentía. Él, con el alma al borde de la piel, unía un montón de letras y lograba un "te quiero".
Ella siempre cuestionaba la sinceridad y profunidad de sus palabras, gracias a que en la balanza de su corazón, él no contrapesaba los esfuerzos de ella. Ella comparaba constantemente su amor por él y lo que él le daba a cambio.

Se sentaron en el jardín, bajo la luna llena y las estrellas, arropados por el frío de una noche de invierno, perfecta para abrazos y calor. Y entonces el dilema volvió con intenciones de buscar respuestas. Ella le contó las ecuaciones que su corazón resolvía a diario, y él, sin entender muy bien lo que pasaba por su cabeza, le propuso definir las variables de su amor.

- Ella: Comencemos por "luchar". ¿Crees que has luchado por mi lo suficiente? Yo siempre voy a donde estás, me enfrento a quienes no están de acuerdo con lo nuestro, dejo a un lado mis sueños para adoptar los tuyos y lograr una felicidad mayor. Y tú, ¿qué has hecho por mi?
- Él: Sí, tú has dado la cara siempre, te has esforzado por lograr estar aquí. Pero, ¿quién te espera con un beso y un manojo de abrazos al final del camino? Y si la ruta fuera fácil, ¿valorarías tanto nuestro amor? Mi lucha está en mostrarte cada día lo importante que es luchar.
Ella bajó la mirada con un aire reflexivo, y tras unos segundos la levantó repentinamente.
- Ella: Y, ¿dónde dejas todo lo que he abandonado por estar contigo? Mi vida, mi casa, mi mundo. ¿Qué has dejado tú por mi?
- Él: Nada. Yo sigo con mi vida, mi mundo, tal cual como era antes de que llegaras. No he dejado nada por ti. Pero ahora tenemos una vida juntos, que fue lo que siempre quisiste; dejaste tu casa, pero ahora tienes un hogar; abandonaste tu mundo, porque el mío te pareció el indicado para ser feliz. No dejé nada por ti, pero hice un espacio en todas mis cosas para que te quedaras aquí.
Ella lo miró y no pudo evitar que una lágrima corriera por su mejilla.

-Ella: Y las discusiones. Siempre peleamos, discutimos, y tú y tu orgullo siempre hacen que yo pierda mi dignidad y regrese a ti. ¿Eso es querer, amar?
-Él: Peleamos porque somos diferentes, y estamos juntos por la misma razón. Sonreír todos los días sería mayor causa de separación que nuestras discusiones sin sentido. Mi orgullo y yo no matamos tu dignidad; te doy tiempo y espacio para que tengas la oportunidad de analizar lo que pasó, y tus regresos son una muestra de lo absurdas que son nuestras peleas. También recuerda las veces que yo he regresado, porque el rencor olvida lo bueno y mantiene presente los tragos amargos.
Ella, ya con pocos argumentos en el bolsillo, lanzó lo que consideró como su as bajo la manga.

-Ella: Y lo que sientes. ¿Qué es lo que realmente sientes? Yo te amo, ciegamente, de una forma desmedida, casi obsesiva. Daría la vida por ti, y lo único que quiero es pasar el resto de mi vida contigo. Tú a veces eres frío, distante, y colocas una barrera que ni con todo mi cariño puedo derribar. ¿Cómo le llamas a eso?
- Él: Yo te amo, tanto que no puedo cegarme porque necesito claridad en mis ojos para mostrarte el camino cada vez que te desvías. Te amo, tanto que mido mi manera de amarte para no darlo todo en un instante y así regalarte mi amor por más tiempo, sin caer en monotonías ni aburrimientos. Te amo, tanto que no es una obsesión porque necesito usar mi razón en los momentos en que el mundo te hace perderla. Te amo tanto que no daría la vida por ti, sino que la perdería contigo porque sé que sería el culpable de miles de lágrimas cuando veas que no estoy. Te amo, tanto que sería capaz de renunciar a pasar cada día de mi vida contigo, si es que tu felicidad estuviera en otro lugar y en otros brazos.
Mi frialdad, distancia y barreras son relámpagos de razón que nos hacen valorar cada día más lo que conseguimos. El cariño que me das cuando existe esa barrera, es lo que me hace crecer.

Y entre preguntas y respuestas, no se percataron de que ya el sol hacía su aparición. Ella suspiró y reventó en llanto. Él la abrazó, y entre tanta confusión y miedo le dijo "A esto le llamo amor"...

Mi realidad

Mis fantasías, mis sueños, mis dramas y mi mente: todo está aquí.
Ofrezco mi cordial bienvenida a este espacio que no es más que una servilleta virtual, donde plasmo mis emociones cada vez que tengo la necesidad de estallar.