
La decepción es el puñal que se clava en el alma cuando se revela una mentira sostenida que representaba las más fuertes bases de una felicidad unilateral.
Ella lo amaba sin medida. Ella soñaba tanto y vivía tan poco; o vivía, pero en sueños. Él le era infiel con la dama más fatal que pudiera enfrentársele a ella. Él tenía un pacto sagrado con La Realidad.
Y vivían en sus mundos; ella pensando en él y él viviendo sin pensar. Ella ponía palabras en la boca de él, pensamientos en su mente. Él inventaba letras, palabras, frases que fueran llave para abrir el entendimiento de ella.
¿Pensaste que la vida sería sutil contigo? ¿Realmente creiste que él te abrazaría mientras llorabas?
Despertaste del sueño para protagonizar pesadillas, una tras otra, hasta tu último día.
Llorar, reír, pensar.... parpadear, respirar. Que se valla el amor, lejos, a un lugar en donde no se le ocurra regresar.
Y el amor se fué... O creíste despedirlo, pero no lo sentiste más. Por las noches ya no estaba el vacío en el pecho; por las mañanas no había un primer pensamiento; en la soledad mostrabas emociones de Mona Lisa.
No lo olvidaste, pero tampoco lo amas. Hoy comienzas a ver un camino sin retorno, sin cosas por hacer, sin pendientes ni rencores.
Hoy el dolor pasa bajo perfil ante la imensidad de la desilusión que fortalece la razón y asesina lo que fue.
Hoy ella gira levemente la cabeza y te observa mientras camina hacia adelante. Y aprendió que al oir un " te amo" debe pedir las instrucciones para lograr una decepción; debe incluir en su lista de frases alguna que serìa mágica: ante el más mínimo síntoma de necesidad de olvido, rogar casi de rodillas: "por favor, decepcióname".
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