
Hoy río tu ausencia con lágrimas dulces y disfruto mi soledad viendo morir recuerdos. Recuerdos que no asesino; fallecen por causas naturales, porque la vida se extingue en algún momento, en algún tiempo.
Temo caer en una intermitente felicidad forzosamente lograda, que secuestre mis musas sensibles y vulnerables, y me dé a cambio unas fuertes, directas y tan autosuficientes que desconfíen de mi talento y decidad expresarse solas, sin necesidad de intermediarios.
Bajaré mis parpadeantes cortinas visuales e imaginaré lograron enamorarse de ti mucho más que yo: a ellas les dabas más motivos, más razones, más inspiración para lanzar palabras.
Te fuiste, y al marcharte sembraste el odio entre mis musas. Ellas y yo estamos en una desesperante confusión.
Respiro por intentar recuperarlas y así empañar mis ojos de un suspiro desesperanzado que brota de mis intentos de hacer "esto" realidad.